Algunos vecinos recuerdan que hace más de 60 años el Lunes de Carnaval los niños y niñas de la escuela aprendían con sus maestros, poesías o pequeñas obras de teatro que recitaban en el escenario que preparaban en el salón, allí estaban el Alcalde y los concejales que después obsequiarían con caramelos y una naranja a cada niño, entonces aquel pequeño regalo tenía un gran valor.

A pasado mucho tiempo pero a las cinco de la tarde, mientras los hombres andan atareados en labores de  hacendera, abuelas, madres y niños luciendo sus disfraces se juntarán en el salón del Ayuntamiento para recibir un par de naranjas, una bolsa de caramelos y merendar un rico chocolate caliente…